
Bañarse es un privilegio en Cuba
- Cuba
- septiembre 20, 2025
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Un tanque para almacenar agua puede ser vendido a precios altos, más bien altísimos, un tanque de agua podría costar algo más de cuarenta mil pesos.
LA HABANA.- Ya pasaron más de sesenta años desde que pusiéramos los ojos por primera vez en aquella escena de la ducha, esa que protagonizara Janet Lane. Todo sucedió en ese clásico que fue, y que aún sigue siendo, “Psicosis”. ¿Quién no recuerda ese suceso que sigue siendo un clásico del cine, y más que clásico? ¿Quién no recuerda aquella escena antológica bajo la ducha abierta, y la sangre brotando, la sangre cayendo en la bañera para juntarse con el agua.
¿Quién no recuerda las múltiples escenas filmadas bajo alguna ducha desde donde baja el agua, mucha agua por todas partes. ¿Quién no recuerda a Norman Bates? ¿A quién a quién no le suena el nombre de Marion Crane? ¿Quién no cavila en el agua, que cae desde la ducha para juntarse con la sangre. El agua y la sangre por todas partes. Quién no tiene al menos el breve recuerdo de una pequeñísima “estrofa de agua”, del agua mansa, de la mala, de la maldita circunstancia del agua por todas partes.
¿Y quién no tiene referencias en Cuba del agua recogida y almacenada. ¿Quién no tiene referencias del agua que escasea, que no existe, del agua que solamente puede ser soñada, esa que es delirio, ensoñación, sobre todo esa que es recogida en unos tanques enormes para usar en el momento más preciso, cayendo desde esos reservorios elevados, desde esos tanques que nos apuntan desde el cielo para luego venir al suelo. ¿Quién no tiene un tanque en Cuba para recoger agua? ¿Quién no tiene un tanque en Cuba para soñar el agua? ¿Quién no sufrió alguna vez por su escasez?
¿Y quién no sufrió alguna vez cierto percance con alguno de esos reservorios que en La Habana son muy comunes. ¿Quién no conoció de grandes tropelías que se asocian a esos tanques colectores, como sucede ahora mismo, y con muchísima frecuencia. En La Habana, en mí barrio, en El Cerro, se ha hecho común el robo de esos tanques, y las noches se hacen más más propicias. La ciudad que duerme se hace propensa a sufrir de un montón de tropelías, y también esas que están relacionadas con el agua.
Y sucedió en una de estas noches, y mientras la ciudad dormía, que escogieron los ladrones hacer de las suyas otra vez, al menos eso andan diciendo mis vecinos. Los ladrones escogieron otra vez la oscuridad para hacer sus raterías, y fue en una de las más cerradas noches de mí barrio cuando fueron robados cinco tanques. Cinco tanques que fueron vaciados para para hacerlos más ligeros. Y los rateros tuvieron una noche más que larga, y, sobre todo, provechosa.
Robar es uno de los más grandes y provechosos empeños en La Habana, y más que en La Habana en la isla toda. Un reservorio de agua vale mucho más que un Potosí. Un tanque puede ser vendido a precios altos, más bien altísimos, un tanque de agua podría costar algo más de cuarenta mil pesos, un tanque de agua vale una fortuna, y quizá sea por eso que los ladrones de mi barrio subieron los precios de esos colectores, un gran negocio.
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