
Rosario Murillo tilda de «mentirosa» a embajada de EEUU en Managua – Nicaragua Investiga
- Nicaragua
- septiembre 15, 2025
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En un nuevo episodio de confrontación entre el régimen dictatorial de Nicaragua y el Gobierno de Estados Unidos, el Ministerio de Relaciones Exteriores nicaragüense, dirigido por la dictadora Rosario Murillo, emitió una nota de protesta el 12 de septiembre de 2025, dirigida directamente a la Embajada de EE.UU. en Managua.
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En este documento, el régimen califica de «mentirosa», «calumniosa» y «difamatoria» una comunicación previa de la representación estadounidense, que expresaba preocupaciones sobre el estado de salud y el trato recibido por Yerri Gustavo Estrada Ruiz, un preso político al que la dictadura etiqueta como «golpista» y «terrorista».
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— Nicaragua Investiga (@nicaraguainvest) September 11, 2025
Esta respuesta oficial del régimen no solo exige respeto diplomático, sino que rechaza categóricamente las afirmaciones de Washington, argumentando que Estrada Ruiz fue presentado ante medios de comunicación controlados por el FSLN, donde supuestamente se evidenció su «perfecta salud» y el cumplimiento de sus derechos carcelarios, incluyendo visitas familiares. Sin embargo, esta maniobra parece más un intento de propaganda que una prueba genuina, especialmente considerando el historial del sandinismo en reprimir opositores y manipular narrativas para deslegitimar críticas internacionales.
El tono agresivo de la nota sandinista, que compara el lenguaje estadounidense con el de «organismos irresponsables» ajenos a la verdad, revela la intolerancia del régimen ante cualquier escrutinio externo. En lugar de abordar las demandas de transparencia –como las llamadas de EE.UU. para verificar el bienestar de Estrada, un médico detenido por «protestar de manera pacífica » según la sede diplomática–, Murillo y Ortega optan por contraatacar con acusaciones infundadas, exponiendo una vez más su aislamiento diplomático y su rechazo a estándares internacionales de derechos humanos.
La escalada agrava las ya tensas relaciones bilaterales y demuestra cómo el régimen sandinista prioriza la defensa de su narrativa autoritaria sobre el diálogo constructivo, tildando de mentirosos a quienes cuestionan sus prácticas represivas.