
Reabrirá la Torre de la Libertad como museo dedicado a los exiliados cubanos
- Cuba
- agosto 15, 2025
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Incluso en su etapa de deterioro, la Torre de la Libertad mantuvo un fuerte valor simbólico para la diáspora y los exiliados cubanos.
MIAMI, Estados Unidos. – La Torre de la Libertad —ícono del exilio cubano y antiguo rascacielos de 14 pisos en estilo neoespañol— reabrirá el próximo mes como un museo dedicado a la historia de los cubanos exiliados, con exhibiciones inmersivas y de última generación sobre migración, libertad y patria. La reapertura llega después de décadas de abandono y de una rehabilitación integral valorada en 65 millones de dólares, según un reporte de Associated Press (AP).
Durante la Guerra Fría, el edificio —conocido como la “Ellis Island del Sur”— funcionó como faro simbólico para quienes huían del régimen de Fidel Castro. Entre 1962 y 1974, el Departamento de Estado de EE.UU. atendió allí a los refugiados con servicios médicos, clases de inglés y kits con artículos básicos y un producto exótico para muchos recién llegados: mantequilla de maní. Se estima que casi 400.000 cubanos utilizaron los servicios ofrecidos en la torre por el Gobierno estadounidense en coordinación con la entonces naciente Arquidiócesis Católica Romana de Miami. Un informe oficial de 1971 calculó que el programa de asistencia a refugiados superó los 730 millones de dólares (casi 6.000 millones en valores actuales), de acuerdo con AP.
“Lo que estamos haciendo aquí es recordar a la gente lo que los inmigrantes pueden lograr cuando se les da la oportunidad”, dijo a esa agencia René Ramos, jefe de archivos de Miami Dade College (MDC).
Conocida entre los hispanohablantes como “El Refugio”, la torre fue un lugar seguro para vacunarse, llenar formularios y recibir ayudas económicas de aproximadamente 120 dólares al mes. En su Gran Salón, de ventanales y columnas corintias, la “Pizarra de la Suerte” anunciaba empleos para facilitar la inserción laboral, según la reconstrucción museográfica descrita por AP.
En aquellos años, el área metropolitana de Miami era una ciudad turística tropical con menos de un millón de habitantes, y la mayoría de los emigrados se dispersó por Estados Unidos. “No se quedaban en Miami porque no quisieran calor y sol. No había empleos”, dijo Madeline Pumariega, presidenta de MDC, cuyos padres cubanos se mudaron a Amarillo (Texas) tras su llegada.
Con el tiempo, muchos exiliados regresaron desde climas fríos y dejaron su impronta en una ciudad que se convertiría en un pujante polo cultural y económico.
Inaugurado en 1925 como sede del desaparecido Miami Daily News, el edificio fue diseñado por la firma neoyorquina Schultze & Weaver —autora de hoteles y teatros emblemáticos de la época— con inspiración en un campanario mudéjar de Sevilla, España. Rebautizado Freedom Tower con el lanzamiento del Programa de Asistencia a Refugiados Cubanos del presidente John F. Kennedy, el inmueble fue durante años el punto de referencia más alto de Miami. Declarado monumento histórico nacional, quedó rezagado frente al nuevo horizonte de acero y vidrio y permaneció abandonado hasta su rescate en 1997 por Jorge Mas Canosa. Posteriormente fue vendido a una familia prominente de origen cubano y donado a Miami Dade College, según AP.
Incluso en su etapa de deterioro, la torre mantuvo un fuerte valor simbólico para la diáspora. En 2003, decenas de miles de aficionados a la salsa acudieron para despedir a Celia Cruz, y en 2015 el entonces senador y hoy secretario de Estado Marco Rubio —hijo de inmigrantes cubanos— la utilizó como telón de fondo para anunciar su campaña presidencial, de acuerdo con AP.
La restauración del edificio contó con 25 millones de dólares de inversión del estado de Florida, además de aportes de MDC, donantes privados y subvenciones federales. Las galerías, diseñadas por la misma firma responsable del Museo y Memorial del 11 de Septiembre en Nueva York, trazan un relato de la travesía hacia la libertad con espacios dedicados a las víctimas del comunismo, la invasión de Bahía de Cochinos (1961) y la Operación Pedro Pan, que trajo a 14.000 menores no acompañados por decisión de sus padres. Pantallas gigantes muestran escenas de protesta y valentía de nuevos residentes de Venezuela, Haití y Nicaragua que huyen de la persecución.
El recorrido incluye un estudio de grabación para que quienes pasaron por la torre aporten su testimonio a un archivo de más de 300 historias orales —entre ellas, la de la cantante Gloria Estefan— y concluye en una sala inundada de luz, música y colores que evocan la Miami actual.
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