Agua potable, el derecho que Ortega cargó a las mujeres

Agua potable, el derecho que Ortega cargó a las mujeres

Juana detiene todas sus actividades durante un día para esperar a que llegue el
agua y, solo entonces, iniciar sus labores domésticas: lavar la ropa, limpiar la
casa y llenar barriles, pichingas, tinas y baldes que le permitan pasar otras 48
horas sin el suministro. Si no le alcanza, solo le queda caminar media hora hasta
el río.

Ella vive en una comunidad del municipio de Nueva Segovia, al norte de
Nicaragua. Tiene 55 años y, aunque vive con sus dos hijos, ambos mayores de
edad y agricultores, en ella recae el trabajo de asegurar el agua.

Leer: Régimen de Ortega crea procuraduría anticorrupción, en medio de purgas a sus aliados

“Hay agua potable, pero el problema está en que no abastece. Tenemos agua
cada dos o tres días, pero tenemos que estar pendientes para poder recogerla…
porque si se acaba y no la ponen, tenemos que ir al río”, contó Juana a
Expediente Público bajo condición de anonimato por temor a represalias de la
dictadura Ortega-Murillo.

En época de sequías, se lamentó Juana, la situación empeora en su comunidad.
“Nos dan el agua medidita en los meses de verano. Tenemos que acarrearla del
río porque no nos alcanza. Uno hace pozos junto al río; se abre un hoyo, ahí se
filtra, y de ahí se saca y se trae; se hierve, es la única forma. Aquí todo el
mundo va al río porque no tenemos para gastar”, relató.

Como miles de familias nicaragüenses, Juana sufre la escasez de agua, pese a
que su casa tiene conexión a las redes de la estatal Empresa Nicaragüense de
Acueductos y Alcantarillados (Enacal).

El 56% con agua segura

El informe más confiable y actualizado sobre el acceso al agua en Nicaragua lo
publicó la Organización de Naciones Unidas (ONU), hace tres años. El estudio
reveló que el 55.5 % de la población tenía acceso al “servicio de agua potable
gestionado de forma segura”, es decir, que el líquido proviene de fuentes
protegidas, está disponible de forma constante y está libre de contaminación.

El 26.2 % tenía solo un “acceso básico” al servicio, lo cual significa que el líquido
no está siempre disponible y que a veces llega contaminado. El 1.5 % tenía un
acceso limitado”, pues el agua no es de calidad y el tiempo de recolección es
más extenso, ya que llega sin presión.

Por último, el estudio de la ONU concluyó que el 16.8 % restante simplemente
no tenía acceso a agua potable.

En cambio, la versión oficial de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo
intenta vender otra realidad.

La ingeniera Alina Lagos, vicepresidenta ejecutiva de la estatal Enacal, en
entrevista con el Canal Parlamentario, en junio pasado, aseguró que el país tiene
más del 95 % de cobertura del servicio de agua potable. “Hemos invertido en
más de 70 proyectos desde 2007 hasta la fecha”, manifestó.

La funcionaria aseguró que los sistemas de distribución de agua potable de
Enacal operan las 24 horas, aunque reconoció que siguen trabajando para
mejorar “tanto en horas como en la calidad del vital líquido que les llega a las
familias”.

La tercera parta del sueldo en agua

Mariela, de 38 años, también vive en una comunidad de Nueva Segovia. Ella
sufre una realidad similar a la de Juana. Aunque hay un pozo de Enacal a pocas
cuadras de su casa, no tienen agua de forma constante y esta tampoco es de
calidad.

La mujer afirmó a Expediente Público que el agua que les llega es “color
tierra”, por lo que han decidido no consumirla. En su lugar, gastan 960 córdobas
(US$26) al mes en agua purificada.

Esto, adicional a la factura mensual que deben pagar a Enacal que puede ser de
hasta más de 1,000 córdobas (US$27.30).

“Vemos injusto el precio que pagamos por el recibo porque no es de calidad lo
que recibimos”, reclamó Mariela con la condición de que también se guarde su
nombre por seguridad.

Ella gasta en agua alrededor de la tercera parte del salario mínimo que percibe
en una fábrica agrícola, equivalente a casi 6,000 córdobas (US$163).

Más de 20 años de escasez

Josefa también se ve afectada por el limitado acceso al agua potable. Ella vive
en la comunidad El Castillo, en el municipio de Condega, del departamento de
Estelí. Al igual que Mariela y Juana, pidió el anonimato por temor a las
represalias de la dictadura.

Tiene 52 años, trabaja en una fábrica y vive con tres personas más. Su rutina
diaria es agotadora: entre el trabajo y las tareas del hogar, también debe
asegurarse de que en su casa no falte agua.

Hace más de 20 años, en su casa había un pozo artesanal con suministro
constante de agua. Sin embargo, tras el embate del huracán Mitch, en 1998, las
casas fueron reubicadas y comenzaron a depender de un pozo comunal que
luego se dañó. Desde entonces, se abastecen algunas veces por tubería y,
cuando falta el servicio, con pipas enviadas por Enacal.

Recoger el agua que envía Enacal, se quejó Josefa, es un riesgo para las
mujeres. Lo hacen en las orillas de las carreteras, donde deben sacar los
barriles, incluso en horas de la noche, para que se los llenen y luego mover toda
esa agua hasta sus hogares.

Enfermos por el agua de las cisternas de Enacal

Josefa también denunció que varios vecinos se han enfermado por tomar el agua
de las cisternas de Enacal, ya que, aunque les dicen que es traída directamente
de los hidrantes, muchos han tenido problemas estomacales por consumirla. Por
esto, ella prefiere hervir o clorar el agua para tomarla.

El doctor Rommel Meléndez, especialista en Medicina General, explicó a
Expediente Público que, en Nicaragua, sobre todo en verano, aumentan los
casos de diarrea y diarrea aguda “por contaminación del agua, ya sea porque así
les llega desde las tuberías, por mal uso o mal almacenamiento”.

Resaltó que, mientras en el país “no se mejore el abastecimiento de agua
potable, estas enfermedades seguirán siendo una de las principales causas de
consulta y muerte en Nicaragua”.

Enfermedades por agua contaminada

Además de las enfermedades diarreicas, según Meléndez, el consumo de agua
contaminada puede causar otras enfermedades como la leptospirosis,
intoxicaciones con metales pesados —sobre todo en zonas mineras—, vómitos,
trastornos neurológicos y hasta cognitivos.

Los grupos más vulnerables a estas enfermedades, según el médico, son
menores de edad, neonatos, mujeres embarazadas y personas de la tercera
edad.

El doctor Meléndez recomendó a las familias que no pueden costear agua
purificada que se den el tiempo de hervir o clorar el agua antes de consumirla.

También aconsejo mantenerla en recipientes tapados para evitar contaminación.

El galeno resaltó que es urgente que las autoridades, sobre todo los ministerios
de Salud y de Educación, tengan campañas constantes sobre el tratamiento del
agua en las viviendas, con el fin de evitar el aumento de enfermedades.

Inversión en agua, insuficiente

Un investigador y consultor nicaragüense experto en recursos hídricos explicó a
Expediente Público, bajo condición de anonimato, que en las zonas rurales de
Nicaragua “el abastecimiento de agua en la casi totalidad de los acueductos se
hace sin aplicación de cloro, o se realiza bajo prácticas inadecuadas”.

“Cuando alguien por fin lleva de forma ocasional este insumo (el cloro), bien
aplicándolo una vez por mes o cada tres meses, eso no sirve para tener agua
segura, agua apta para el consumo humano, porque la cloración debe ser
continua”, explicó el experto.

La inversión en el mantenimiento de los acueductos de Nicaragua, agregó, “es
totalmente insuficiente y extemporánea, lo cual genera que las inversiones más
recientes también enfrenten problemas y fallas a corto plazo”.

Enacal adquirió equipos valorados en alrededor de US$300,000 a finales de 2024
para detectar fugas de agua potable en el sistema de Managua, según publicó la
empresa en su sitio web.

Banco Mundial y BCIE financian mejoras en el acceso al agua

El Banco Mundial (BM) ha apoyado a Nicaragua para mejorar el acceso al agua y
saneamiento en el país. Entre 2008 y 2015 colaboró con el Proyecto de Agua y
Saneamiento Rural (PRASNIC) y luego, entre 2014 y 2019, con el Proyecto de
Sostenibilidad de Agua y Saneamiento Rural (PROSASR).

El BM otorgó más de US$50 millones para ambos proyectos, a través de la
Asociación Internacional de Fomento (AIF), según se detalla en su sitio web.

Con esos proyectos, más de 45 mil beneficiarios obtuvieron acceso a agua
potable y casi 20 mil, a saneamiento.

En febrero pasado, Ortega autorizó que se solicite un crédito al Banco
Centroamericano de Integración Económica (BCIE) por US$130 millones, para
financiar cuatro mejoras y expansiones del sistema de agua potable en los
departamentos de Nueva Segovia, Boaco, Carazo y Rivas.

Según medios oficialistas, ese crédito permitiría la construcción de 26 nuevas
fuentes de abastecimiento, que producirían anualmente más de 27 millones de
metros cúbicos de agua, y la rehabilitación de más de 11,700 conexiones de
agua potable, beneficiando a más de 140 mil personas para 2026.

Barrios de la capital con acceso limitado

Pese al gran capital financiado por el Banco Mundial, el limitado acceso al agua
potable afecta incluso en algunos barrios de Managua, al igual que en las zonas
rurales del norte del país.

Natalia, de 38 años, lleva 15 viviendo en el Distrito Tres de la capital. “Siempre
ha estado ese problema: no hay agua en todo el día”, afirmó a Expediente
Público a condición de que se guarde su identidad. Ella trabaja limpiando casas
y lavando ajeno.

“Tenés que esperar que venga en la noche o en la madrugada, porque no hay un
horario específico. Se llenan cinco barriles para lavar ropa, limpiar la casa, lavar
trastes y buscar cómo llenar baldes con tapa para cocinar, tomar”, explicó.

Además, lamentó que en verano —al igual que en las zonas rurales del país—
acceder al agua potable sea más complicado. “Pasamos hasta un mes sin agua y
se tiene que agarrar agua con las pipas que mandan de Enacal”, detalló.

Mejorar el acceso al agua depende del Estado

El investigador consultado por Expediente Público agregó que Nicaragua
debería actualizar los diagnósticos sobre la cantidad y calidad del agua en sus
distintas zonas, ya que tener estudios desfasados limitan la búsqueda de
soluciones.

Leer: Vigilancia y represión casa por casa en Nicaragua

Recomendó implementar una política pública nacional que obligue a todos
—actores económicos, municipios y población— a conservar las fuentes de agua,
tanto superficiales como subterráneas. Esta política, a juicio del experto, debería
incluir acciones efectivas para proteger las cuencas y evitar la contaminación.

Además, resaltó que es urgente promover en el país una educación ambiental en
escuelas, hogares y otros sectores, con el apoyo del Estado, para crear una
“cultura responsable y sostenible que frene la destrucción de las fuentes de
agua”.

Mientras estas políticas no se apliquen, mujeres nicaragüenses como Juana,
Mariela, Natalia y Josefa seguirán sobreviviendo a la escasez del agua, cargando
la responsabilidad de garantizar en sus hogares el acceso a ese vital líquido, el
cual debería ser un derecho, como lo reconoció la ONU en 2010.

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