Cuba le debe más de 344 millones de dólares a Sherritt: los pagos están sujetos «a decisiones del Gobierno»
- Cuba
- agosto 7, 2025
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En su informe correspondiente al segundo trimestre de 2025, la compañía advierte sobre el acceso limitado a divisas por parte del Gobierno cubano.
MIAMI, Estados Unidos. — La minera canadiense Sherritt International Corporation volvió a expresar su preocupación por las persistentes dificultades financieras y operativas que enfrenta en Cuba, pese al avance de la segunda fase de expansión de su empresa conjunta en Moa.
En su informe financiero correspondiente al segundo trimestre de 2025, la compañía advierte sobre retrasos en pagos, acceso limitado a divisas por parte del Gobierno cubano y riesgos estructurales que afectan la sostenibilidad de sus operaciones en la Isla.
Según detalla el documento, entre abril y junio de este año Sherritt solo recuperó 6 millones de dólares de los 14 millones facturados a su socio cubano. Esta situación elevó la deuda acumulada a favor de la empresa a 344,1 millones de dólares al cierre del trimestre, frente a los 368,4 millones registrados en diciembre de 2024.
“La compañía continúa enfrentando restricciones en el acceso a divisas por parte del Gobierno cubano, lo que ha limitado los pagos de sus cuentas por cobrar”, subraya el informe. Además, advierte que, a pesar de haberse establecido un plan de pagos con las autoridades de la Isla, “el ritmo de recuperación continúa siendo incierto”.
Sherritt explica que los pagos en efectivo provenientes de Cuba se utilizan prioritariamente para cubrir compromisos operativos inmediatos, como “el mantenimiento de plantas, la compra de insumos y el servicio de deudas locales”, mientras que las transferencias para cubrir dividendos y préstamos con cargo a sus socios extranjeros han quedado rezagadas. La empresa recuerda que su capacidad para repatriar fondos desde Cuba “está sujeta a la disponibilidad de divisas en el país y a decisiones del Gobierno”.
A esto se suma la fragilidad operativa. Durante el trimestre, la producción atribuible a Sherritt fue de solo 1.700 toneladas de níquel y 200 toneladas de cobalto, una caída en comparación con el mismo periodo de 2024. La empresa atribuye la baja a “paradas programadas de mantenimiento y cuellos de botella operativos”, entre ellos la instalación de nuevos sistemas como parte de su programa de expansión, cuyas demoras han afectado el rendimiento.
Aunque la compañía señala una reducción de los costos unitarios de producción en la planta de Moa —de 7,21 a 5,38 dólares por libra de níquel—, o oculta su preocupación por la volatilidad del contexto cubano. En sus propias palabras: “Cualquier mejora operativa está condicionada a la estabilidad de las condiciones económicas del país y a la capacidad del socio estatal de cumplir con los compromisos de financiamiento y divisas”.
En ese sentido, Sherritt admite que la inflación local, la devaluación del peso cubano y los desafíos logísticos representan amenazas constantes a la continuidad del proyecto. A pesar de su alianza con la estatal cubana General Nickel Company, Sherritt deja claro que los riesgos económicos del entorno están fuera de su control y afectan directamente la planificación y ejecución de sus operaciones.
Otro punto crítico del reporte es que la deuda pendiente por pagos a la compañía desde Cuba “no genera intereses y no está garantizada por activos específicos”, lo cual representa un riesgo financiero importante. Aunque la empresa ha seguido recibiendo pagos parciales, afirma que no puede garantizar cuándo, o incluso si, se recuperará la totalidad de lo adeudado.
En cuanto a la segunda fase de la expansión en Moa —que incluye una planta de sulfato de amonio y sistemas de recuperación de ácido—, Sherritt anunció que el arranque ha comenzado, pero aún no ha alcanzado producción comercial, algo que espera lograr en el tercer trimestre del año. Sin embargo, advierte que cualquier retraso adicional podría afectar los volúmenes anuales previstos, lo cual agudizaría la tensión con sus socios y acreedores.
Pese a estas advertencias, la compañía mantiene, por el momento, su guía de producción de entre 6.800 y 7.200 toneladas de níquel y entre 800 y 900 toneladas de cobalto para 2025. No obstante, el tono del informe es claro: la continuidad y rentabilidad de sus operaciones en Cuba dependen de factores que escapan al control empresarial y que se relacionan directamente con la profunda crisis económica del país.
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