«Quería estudiar, pero no podía más»: Padres y estudiantes, sobrevivientes al curso escolar 2024-2025

«Quería estudiar, pero no podía más»: Padres y estudiantes, sobrevivientes al curso escolar 2024-2025

  • Cuba
  • agosto 1, 2025
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Los apagones prolongados y el transporte público casi paralizado hicieron del año lectivo una prueba de resistencia para los estudiantes y sus padres.

LA HABANA, Cuba. – Todas las mañanas, el hijo de Marlén Ordoñez Sáez tuvo que enfrentar el mismo dilema: caminar hasta cinco kilómetros ―porque no había ómnibus― para sentarse en un aula tras haber dormido poco y sin desayunar la mayoría de veces. “Este fue el peor año de los tres en el preuniversitario. Por suerte era el ultimo; pensé que no se graduaba”, cuenta la madre.

Lo que vivió la familia no fue una excepción. Durante el curso escolar 2024-2025, miles de estudiantes en Cuba enfrentaron un cóctel de adversidades que socavó la calidad educativa. Los apagones prolongados, el transporte público casi paralizado y crecientes dificultades económicas en los hogares conviertieron el año lectivo en una prueba de resistencia para los estudiantes y sus padres.

A Imaray Suárez Rojas le tocó sufrir en carne propia la desperación de su hija cada mañana que debía asisitir a su escuela, una secundaria básica en Centro Habana. La entrevistada cuenta que “quería estudiar, pero no podía más”. “Hubo días sin agua, sin poder dormir por el apagón, sin pan para desayunar o merendar porque se decía que en el país no había harina”, agrega.

Según un funcionario del Ministerio de Educación (MINED), consultado por CubaNet bajo condición de proteger su identidad por temor a perder su trabajo, uno de los principales problemas del curso fue la baja asistencia escolar, en gran parte causada por la imposibilidad de los estudiantes de dormir adecuadamente debido al calor y las picaduras de mosquito durante las noches sin electricidad.

“Los padres no los enviaban a la escuela a pesar que insistimos bastante”, dijo.

Además, añadió que los apagones complicaron tareas cotidianas como lavar o planchar los uniformes escolares. La falta de vestuario adecuado llevó a que numerosos estudiantes se ausentaran, sin que existiera una solución práctica, pues desde hace años la venta de uniformes no logra cubrir la demanda nacional.

A esto se sumó la crisis del transporte, que hizo que los preuniversitarios y escuelas técnicas se volvieran menos accesibles. Aunque los jóvenes salieran con horas de antelación, la falta de ómnibus los condenaba a llegar tarde o faltar. “Para algunas especialidades, nada más existen una o dos escuelas por provincia”, explicó el funcionario.

La situación obligó a los centros a flexibilizar sus normas internas para no penalizar a los estudiantes y retirarles el derecho a examinar, debido a las ausencias “injustificadas”.

Menos calidad en la docencia

El curso escolar arrancó el 2 de septiembre de 2024, pero lo hizo arrastrando viejas heridas. El déficit de maestros, lejos de resolverse, se fue profundizando aún más. La crisis no solo golpeó a los estudiantes: los docentes, que también sufren los apagones, la falta de transporte y una economía asfixiante, manifestaron su descontento por los salarios bajos y condiciones de trabajo adversas.

“Muchos maestros pidieron la liberación cuando les apareció un trabajo mejor remunerado. Otros, simplemente se cansaron. Educación se ha vuelto un medio muy hostil, ingrato”, dijo a CubaNet el funcionario consutado, quien también detalló que las escuelas primarias sortearon mejor libradas de la fuga de maestros a diferencia de los niveles superiores de Educación.

“Ninguna escuela pudo garantizar un maestro para cada asignatura”, añadió. La falta de personal obligó a mantener el pluriempleo, una medida que permite a los docentes trabajar en dos plazas, incluso en centros distintos, y cobrar un salario doble. Pero en la práctica, dicha iniciativa redujo el tiempo de preparación de los docentes y las clases que debían impartir.

Julio Román Cáceres es uno de los profesores que abandonó las aulas, a principios de 2025. Al dejar la docencia, confiesa que sintió alivio, pero también culpa luego de dedicar 12 años al magisterio, durante los cuales impartió clases en condiciones pésimas: aulas con filtraciones y sin materiales docentes, por un salario que apenas le alcanzaba para el pasaje.

“Encima de los problemas y las carencias, Educación es un fraude, se basa en inflar globos para que no te rebajen el salario del año por una evaluación que al final no depende de ti. Realmente, a nadie le importa enseñar. El abuso dentro del mismo sector, y la necesidad, están matando la vocación. No es casual que las aulas estén cada vez más vacías”, comentó el exprofesor.

Los estudiantes pagaron el desastre

A pesar de recibir pocas clases, no hubo paños tibios: los estudiantes se presentaron a exámenes que fueron confeccionados con el mismo rigor de siempre.

Italy Gómez Álvarez, estudiante de Pedagogía en inglés, resaltó que ella y sus compañeros “navegaron” entre la falta de profesores de ciertas asignaturas y los planes incompletos de otras, que fueron “las mejor cubiertas”.

“Los profesores estaban desconectados, faltaban más que los alumnos. Cuando se paraban frente al aula, era para dar una charla, una muela de cualquier cosa, para que se fuera el tiempo. La clase se quedaba en el aire. Cuando llegaron las pruebas nadie sabía nada”, dijo Gómez.

De acuerdo con Mayra Salina Pulido, este año salió más caro que nunca enviar a su hijo a estudiar: para que llegara a tiempo a la escuela, donde se formaba como técnico medio en Informática, tuvo que pagar cientos de pesos cada mañana a transportistas privados.

“A media mañana me llamaba y todavía no habían dado clases. A veces se iba el día y no hacían nada. La cosa está muy mala para tirar el dinero, así que empecé a mandarlo dos veces a la semana”, acotó la mujer.

De la escuela nunca reclamaron por las ausencias, justificadas con las dificultades para transportarse. “Esperé hasta las pruebas finales; si no lo aprobaban iba a arder Troya. No aprendió nada, pero me lo pasaron de grado”, terminó la entrevistada.

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