
EPM pide pista para partir Afinia y alejarla de su crisis
- Colombia
- julio 14, 2025
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Afinia llegó a un punto de quiebre. Tras cinco años de funcionamiento, en los que se han invertido más de $2,75 billones, la filial de EPM en la costa Caribe se está jugando su supervivencia.
Pese a que la compañía ha logrado levantar cabeza en varios indicadores de prestación de servicio que estaban por el piso en los tiempos de la desaparecida Electricaribe, los nubarrones financieros y las complejidades de una región con profundos rezagos siguen ensombreciendo su futuro.
Desde el primer frente, en una iniciativa que ya fue radicada ante la Comisión de Regulación de Energía y Gas (Creg), EPM está pidiendo pista para escindir Afinia y crear una nueva empresa que se encargue exclusivamente del departamento de Cesar, uno de los mercados con los indicadores de pérdidas de energía (40%) y recaudo (59%) más críticos y que concentra a una cuarta parte de todos los clientes de esa filial.
Aunque este cambio aún está a la espera de tener el visto bueno de ese organismo regulador, con este EPM no solo espera mejorar los indicadores de Afinia, sino crear una organización que se enfoque de lleno en mejorar la prestación del servicio en uno de los departamentos más complicados del país en esa materia.
El proyecto “Atenea”
La escisión que hoy está en manos de la Creg aparece más de siete meses después de que el Grupo EPM enviara una carta al presidente Gustavo Petro pidiéndole un salvavidas para reducir la presión financiera sobre Afinia.
El pedido quedó plasmado en una carta enviada el pasado 17 de diciembre por el gerente general de EPM, John Maya Salazar, en la que señaló su preocupación por los problemas de liquidez de esa filial, alertando que tras casi cinco años de operación los esfuerzos para mejorar el recaudo, reducir las pérdidas de energía y en general darle la vuelta a un mercado que fue recibido en crisis estaban siendo insuficientes.
“Todos los esfuerzos realizados han sido insuficientes para lograr la recuperación de la cartera, revertir los indicadores de recaudo y pérdidas y satisfacer las expectativas generadas en la comunidad”, alertó Maya en su misiva, en la que, como fórmula para mejorar el panorama, le propuso al Gobierno Nacional encontrar caminos para que este asumiera la prestación del servicio en César y los 11 municipios de Magdalena que quedaron bajo la tutela de EPM, zona en donde, reseñó, “la situación es mucho más compleja en materia de pérdidas y recaudo”.
El balance de la operación de Afinia. Fuente: Afinia. Gráfico: Departamento de Infografía, Daniel Carmona.
“De no tomarse las acciones y las decisiones necesarias de manera oportuna se vería comprometida la sostenibilidad de Afinia y por ende la prestación del servicio en su territorio, razón por la cual se reitera la inminente necesidad de aunar esfuerzos y el compromiso de muchos otros actores e instituciones”, agregó entonces el gerente Maya, quien copió la comunicación a los ministerios de Minas y Energía, Hacienda y a la Superintendencia de Servicios Públicos.
Pese a que en dicho pedido la solicitud de EPM era la de abrir un espacio de trabajo con el Gobierno Nacional, la comunicación fue el preludio de una tensión que siguió escalando y que a comienzos de 2025 tuvo otro punto crítico, cuando el alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, denunció que a esa fuerte presión financiera se sumaba que la Nación estaba quedada en pagar los subsidios a la energía de los estratos 1, 2 y 3.
Si bien el hueco para todo el Grupo EPM era de $1,25 billones con corte al 31 de diciembre de 2024, Afinia tenía, por mucho, el faltante más robusto: $695.000 millones.
Con los dos males encima, tanto desde Afinia como desde la matriz en Medellín, comenzaron a buscarse alternativas que resultaron en la propuesta que se radicó a comienzos de este mes de julio ante la Creg y que ha sido bautizada como el Proyecto Atenea.
Ricardo Arango Restrepo, quien desde mediados de febrero asumió como nuevo gerente de Afinia, señaló que en medio de esa presión fue que la empresa empezó a analizar qué hacer por cuenta propia.
“Esa situación comenzó a obligar a la empresa a buscar alternativas, para darle viabilidad, ni siquiera sostenibilidad ya, a su futuro. Fruto de ese ejercicio se hizo el análisis de los mercados de manera separada”, expresó el directivo.
A diferencia de otras zonas del Caribe, Arango señala que Cesar tiene varias condiciones que lo hacen un mercado especial, sobre todo por tener un nivel de pérdidas de energía del 40% (el promedio de Afinia era de 27,95% con corte a diciembre de 2024) y un nivel de recaudo del 59% (es decir, que de cada 10 clientes, 4 no pagan por el servicio).
De igual manera, Cesar, comparado con otras zonas, tiene circuitos más extensos y muchos barrios y zonas en condición de subnormalidad eléctrica; es decir, territorios con rezagos en sus redes, por lo general levantadas en condiciones de informalidad y en los que no se cumplen las condiciones técnicas que demanda el servicio.
Bajo esa óptica, EPM concluyó que el camino más expedito tanto para quitarle a Afinia el peso de operar esas zonas y al mismo tiempo crear un equipo de trabajo enfocado exclusivamente en ellas pasaba por escindir la operación y crear una nueva filial.
“Si uno logra separar el Cesar de Afinia, mejora las condiciones de Afinia en términos del recaudo y pérdidas, haciendo que la empresa tenga mayor probabilidad de salir adelante. Al mismo tiempo, mejoramos la probabilidad de que haya cambios estructurales en el modelo operativo y el mercado de Cesar”, sintetizó Arango, presentando la medida como un gana-gana.
Masificar la energía prepago
En un segundo frente, la compañía también busca darle un nuevo impulso a su programa para masificar la energía prepago, un modelo en el que EPM es uno de los pioneros en el país y que hoy es la fórmula con la que Afinia quiere darle la vuelta a la operación del mercado en el Caribe.
Aunque durante sus primeros cinco años de funcionamiento, Afinia ha logrado instalar más de 4.000 sistemas de energía prepago, el camino aún sigue siendo largo para que el sistema se masifique, en un universo compuesto por 1,8 millones de clientes (equivalentes a 6,5 millones de habitantes).
Una de las principales razones que explica que el sistema aún no se haya expandido consiste en que, para poder instalarlo en los hogares, que en este caso corresponde a las zonas en las que el recaudo es más crítico, la compañía debe emprender un proceso de blindaje de redes.
Si bien EPM ya ha invertido más de $2,75 billones en infraestructura entre 2020 y 2024 –proceso que ha permitido la renovación de 5.185 kilómetros de red, 5 nuevas subestaciones, 47 nuevos circuitos y 65 transformadores de potencia– llegar a los territorios con las redes más obsoletas para blindarlas y así evitar el fraude constituye una tarea de alto riesgo para las brigadas, quienes son víctimas de intimidaciones, ataques y hasta amenazas de muerte cuando llegan a realizar su trabajo.
Esas tensiones, históricamente arraigadas por los problemas que legó la desaparecida Electricaribe y otros operadores del pasado, ahora están buscando superarse con una estrategia de relacionamiento con la comunidad más estrecha y que es clave para mejorar las previsiones de la compañía de cara al futuro.
Tan solo para finales de este año, añadió Arango, la meta es que de los 4.000 clientes que hay en energía prepago, logre cerrarse este año con 20.000 usuarios y el 2026 con 55.000 clientes más.
Como parte de este trabajo de relacionamiento comunitario, la empresa realizó por ejemplo entre el pasado 10 y 11 de junio el IV Encuentro Regional de Vocales de Control, los representantes de las comunidades asentadas en las diferentes zonas en las que opera la compañía y que se encargan de defender los derechos de los usuarios.
Además de servir para construir un diagnóstico actualizado de los problemas más urgentes del Caribe, dicho espacio también se consolidó como una plataforma para ajustar la estrategia social de esa filial de EPM en campo, buscando socializar y ajustar la estrategia para expandir la energía prepago.
En medio de ese trabajo, uno de los frentes clave en los que trabaja Afinia es el darle una vuelta a la cultura de consumo, sobre todo teniendo en cuenta que dentro de los cinco municipios con los consumos promedio de energía más altos del país, cuatro son de Afinia: Cartagena, con 287 kilovatios hora por mes (KWh/mes); Valledupar, con 283 KWh/mes; Montería, con 186 KWh/mes; y Montelíbano, con 180 KWh/mes. De ese listado, la única ciudad por encima de las principales cabeceras abastecidas por Afinia, era Riohacha, operada por Air-e (hoy intervenida por el Gobierno Nacional), con un consumo promedio de 359 KWh/mes.
Para los estratos 1, 2 y 3, más las zonas clasificadas como en subnormalidad eléctrica, reducir esos niveles de consumo y mejorar el recaudo es clave, ya que entre todos suman el 92% de los clientes de la compañía.
Pese a que al referirse a las previsiones en el mediano y largo plazo el gerente Arango sostiene que la empresa está determinada a mantenerse firme en su plan para mejorar el mercado del Caribe, señaló que las presiones financieras continúan creciendo, sobre todo a las asociadas al pago de los subsidios a la energía por parte del Gobierno Nacional.
Si bien el funcionario señaló que el Ministerio de Minas y Energía ya se puso al día con lo adeudado hasta el cierre de 2024, sostuvo que en lo que concierne a los subsidios de 2025 a la empresa no le ha llegado un solo peso.
“En el año 2025 no hemos recibido dineros por concepto de los periodos enero a junio del 2025. Ese monto para el primer trimestre de este año (enero, febrero y marzo) ascendía a la suma de $285.000 millones, según nuestros cálculos. Por el Fondo de Energía Social tenemos también un cálculo de entre $6.500 y los $7.500 millones. Entonces, podríamos decir que en este momento, de manera estimada y global por el año 2025, entre enero del 2025 y el 30 de junio del 2025, podríamos estar hablando de un saldo pendiente de pago cercano a los $550.000 millones, que obviamente deben ser certificados y validados”, añadió Arango.