
“¡Volar más rápido que el sonido te hace sentir libre!”: Anna Dellham
- Colombia
- julio 12, 2025
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Ella fue la primera piloto de aviones de combate de Suecia y una de las invitadas de la F-AIR 2025. Su vida podría inspirar a futuras pilotos de Antioquia y el país.
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Adelante, la piloto de combate Anna Dellham. Atrás, el “caza” Gripen E de la Fuerza Aérea Brasilera. De estos aviones compraría Colombia a Suecia. FOTO Manuel Saldarriaga -
La teniente coronel (r) Dellham en la década de 1990 cuando pilotaba el avión de combate Viggen. FOTO: Cortesía. -
Anna Delham volando un Gripen de la Fuerza Aérea de Suecia en 2011. FOTO: imagen tomada de internet. -
La teniente coronel (r) Dellham sostiene una foto suya de la década de 1990 junto al Gripen E de la Fuerza Aérea de Brasil. FOTO: Manuel Saldarriaga.
La F-AIR 2025 que culmina este domingo pasará a la historia no solo por los importantes anuncios que se hicieron –como la casi confirmación de que Colombia comprará aviones de combate suecos– sino también por la presencia de importantes invitados como el astronauta europeo Marcus Wandt.
Sin embargo, pese a su trascendencia, otra de las importantes visitantes de la feria aeronáutica decidió tener un bajo perfil entre ese mar de aviadores ataviados con insignias brillantes que dan cuenta de su valía como pilotos.
Su nombre es Anna Dellham; su rango, teniente coronel (r) de la Fuerza Aérea Sueca; su palmarés, dos importantes hitos de la aviación: ser la primera mujer que logró convertirse en piloto de combate en la historia de Suecia y además ser la primera piloto en el mundo de volar en solitario el moderno caza Gripen.
Hablar de estos logros puede parecer un asunto sencillo, pero cobra relevancia al saber que esta mujer –que más parece una elegante empresaria o una diplomática europea– es capaz de manejar “bestias” de metal capaces de hacer sentir a los pilotos hasta nueve veces la gravedad y que además pueden viajar de Medellín al Putumayo en casi 15 minutos.
EL COLOMBIANO pudo conversar con ella –una clase de heroína en su país– sobre su vida, que ella insiste en describir como la de una persona corriente. Aún así, su relato puede inspirar a otras mujeres del país y de Antioquia que también han soñado en convertirse en pilotos.
“Era una chica normal”
Para contar la historia de Anna hay que devolverse a 1969, año de su nacimiento. La hija de Eva y Mats se crió en el pequeño pueblo de Vargön, una localidad con apenas casi 5.000 habitantes en la Provincia de Västra Götaland, al occidente de Suecia.
Según Anna, su infancia fue como la de cualquier niña sueca de esa época. Le gustaban los caballos, los deportes y charlar con sus amigas de esa corta edad.
“De niña tenía muchas ideas sobre mi futuro, dependiendo de mi edad. Recuerdo que quería ser bailarina de ballet porque pensaba que era algo muy bonito. También recuerdo que quería ser doctora. Ya en la adolescencia y la secundaria, mi vida era igual de corriente. Jugaba voleibol, me encantaba la música de los 80. Las canciones de ABBA, Madonna y Queen. Y también me gustaba mucho la synth music”, comentó.
Anna también detalló que ya en la secundaria la idea de ser piloto comenzó a metérsele en la cabeza. El asunto no era fortuito pues hay que recordar que durante la adolescencia de Anna, la Guerra Fría seguía más que vigente. Por ello, en Suecia –que colinda con Rusia– la presencia de aviones militares era habitual.
Sin embargo, hay otro asunto peculiar en esta historia. Resulta que en 1986 se estrenó la película Top Gun en Suecia. Esta cinta –que exuda masculinidad y que está inspirada con la idea de reclutar jóvenes para las fuerzas aéreas gringas– terminó dándole un empujón extra a Anna para incursionar en la aviación.
“Hubo muchas cosas que me hicieron querer postularme para el entrenamiento, pero sí, realmente me gustó Top Gun. Creo que a las mujeres que la vimos también nos pareció genial ser piloto de combate porque toda la idea de la película es hacer que ese trabajo se vea realmente grandioso. Como joven, me atrajo toda esa emoción”, añadió.
Hay otro asunto que terminó inclinando la balanza, y es que para finales de la década de 1980, las fuerzas armadas suecas decidieron abrir definitivamente las puertas para que las mujeres también hicieran parte de sus filas.
La teniente coronel (r) Dellham en la década de 1990 cuando pilotaba el avión de combate Viggen. FOTO: Cortesía.
Así que en septiembre de 1990 Anna, con apenas 21 años, fue de las primeras en enlistarse en la Fuerza Aérea Sueca. El ingreso lo hizo en la base F-5, al sur del país.
–¿Qué dijeron sus padres cuando supieron que sería piloto?
–Sospecho que estaban más o menos aterrorizados pero nunca intentaron detenerme. Me apoyaron completamente. Ahora que soy madre, me doy cuenta de que mis padres fueron maravillosos porque creo que fueron muy valientes de dejarme tomar esa decisión. Y los amo y admiro mucho por eso.
Desde entonces comenzó una dura carrera de un año entre ese grupo de cadetes –donde era la única mujer– para poder conseguir las alas que la acreditaran como piloto.
Al preguntarle por lo más difícil de ese entrenamiento duda un momento. “Las exigencias eran bastante altas todo el tiempo. Así que es difícil señalar algo que fuera extremadamente difícil. Tal vez lo más importante era mantener mi confianza”.
Ahora, sobre el trato de sus instructores por ser mujer, duda un poco más y tal vez en esta parte muchas lectoras podrían identificarse con ella.
“Diría que en su mayoría me trataron muy bien, pero hubo momentos… Es que cuando comencé en 1990, la sociedad y la Fuerza Aérea eran muy diferentes a como son ahora. Así que a veces me encontré con muy malos ejemplos de profesores”, dijo.
Con el paso del tiempo, Anna fue capaz de pilotear en solitario, una sensación que dice que disfrutó mucho aunque tenía la “presión” de que ese primer vuelo sería un importante paso para abrirle la puerta de la aviación militar a las mujeres de su país.
“Me sentí muy feliz y emocionada de poder volar un avión completamente sola. Lo disfruté muchísimo. Eso sí, había que estar muy concentrada, alerta y enfocada. Necesitaba concentrarme en la formación, como todos los demás y pensar demasiado podía generarme presión adicional. Me esforcé mucho en dar lo mejor de mí, pensando en todo lo que venía por delante porque quería tener éxito, no solo por mí, sino por todas las mujeres que quisieran seguir este camino. Realmente lo deseaba. Esperaba con todas mis fuerzas no fallar”, añadió.
Una profesión con riesgos
La tradición sueca indica que “las alas” se entregan en el primer año de aprendizaje satisfactorio, por ello Anna recibió las suyas el 6 de septiembre de 1991. Pero el asunto no paró ahí, pues el entrenamiento básico en aviones de combate suecos para esas fechas era de más de cuatro años de ejercicios de alta intensidad donde se volaba mucho y se aprendía mucho más en poco tiempo.
Después, Anna fue capaz de volar el AJS 37 Viggen, uno de los aviones insignia de los suecos para enfrentarse contra los “cazas” soviéticos en caso de guerra. Una máquina que describe como un “cohete” que siempre llevará en el corazón y como un sueño hecho realidad. Este fue su primer hito, pues la consolidó como referente de la aviación europea y mundial ya que era la primera vez en más 64 años desde la fundación de la Fuerza Aérea Sueca que una mujer podía volar un “caza”.
Pero no todo fue simple en ese tiempo. Hay que recordar que, pese a su postura principalmente pacífica, la vecindad con la Unión Soviética era para los suecos una gran amenaza, por lo que sus pilotos, como Anna, debían estar en constante entrenamiento y en constante alerta.
“En la Guerra Fría, y aún como estudiantes, volábamos como si estuviéramos en guerra. Íbamos sobre el Mar Báltico a muy alta velocidad y muy baja altitud, fuera del alcance de los radares. En ese periodo 550 pilotos suecos murieron. Volar así era muy exigente y más teniendo en cuenta que mucha gente murió en entrenamientos y misiones de vigilancia a barcos y maniobras soviéticas. Fue una época muy difícil. ¡Y ni siquiera estábamos en guerra abierta!”, comentó.
Tras la disolución de la Unión Soviética en 1991, el mundo respiró un poco más aliviado. Sin embargo, la promesa de la paz no mermó la intensidad de los entrenamientos de los pilotos como Anna. Ella recuerda que se seguían volando al límite y en siete años hubo cuatro accidentes aéreos fatales. En uno cayó alguien muy cercano a ella.
“Tristemente, la situación de seguridad hoy (por la guerra de Rusia y Ucrania) vuelve a ser preocupante. Parece que la historia se repitiera”, añadió.
Ir más rápido que el sonido
Volviendo a temas más amables, Anna cuenta lo que es volar un avión que es mucho más rápido que la velocidad del sonido.
“Si estás en una misión, aunque vuelas a gran altitud y velocidad, no sientes realmente que estás a velocidad supersónica, porque estás muy enfocado en tu misión. Pero si solo estás volando por traslado, es una sensación maravillosa. Te sientes libre, es difícil de describir, pero es muy especial. Volando a esa altitud, el avión se comporta de forma diferente. Hay que tener cuidado de no perder sustentación (capacidad del avión de mantenerse en el aire). Pero es realmente increíble”, contó.
Ahora hay que hablar del segundo palmarés de Anna: ser la primera mujer en volar en el moderno avión Gripen. De acuerdo a la prensa especializada, el logro lo obtuvo en abril de 2011 cuando despegó de la base de Skaraborg.
Anna Delham volando un Gripen de la Fuerza Aérea de Suecia en 2011. FOTO: imagen tomada de internet.
“Volar un Gripen es un verdadero placer. Está diseñado para que el piloto tenga plena conciencia situacional. A pesar de su ‘complejidad’, todo está pensado para que el piloto pueda interpretar la información fácilmente. Aunque requiere mucho entrenamiento, es una gran experiencia porque todo está hecho pensando en ti como piloto”, comentó.
Inspiración para otras
Finalmente, tras más de 30 años de servicio a su país desde el aire, Anna espera que su carrera sirva de inspiración para futuras pilotos de combate incluso en Colombia. Al menos en Suecia ya hay cinco mujeres que también se le han medido a pilotar Gripen, siguiendo su camino.
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“Tradicionalmente las Fuerzas Armadas han sido un ámbito muy masculino, tanto para Colombia como para Suecia. Hemos luchado para traer más mujeres a este sector. En este sentido, para nosotros fue clave invitar a Anna Dellham, una experiencia de vida que demuestra a otras mujeres que es posible y que es una carrera en donde la participación de más mujeres sin duda aportaría valor a la defensa del territorio”, dijo Helena Storm, Embajadora de Suecia en Colombia.
La teniente coronel (r) Dellham sostiene una foto suya de la década de 1990 junto al Gripen E de la Fuerza Aérea de Brasil. FOTO: Manuel Saldarriaga.
Sobre esto mismo, la misma Anna envió un mensaje a todas aquellas mujeres que sienten que pueden convertirse en pilotos de combate pero todavía no se animan.
“Es el mejor trabajo del mundo. Se requiere responsabilidad, trabajo en equipo y forma física. Y creo que las mujeres somos excelentes para ello. Por eso le digo a estas mujeres de Colombia: inténtenlo, postúlense, hagan su mejor esfuerzo y sean ustedes mismas. ¡No hay nada que perder! Los aviones fueron creados por humanos y para humanos, ¡Así que claro que ustedes también pueden volarlos!”, concluyó.
Hoy estamos hablando de la primera piloto de combate sueca. Ojalá en unos años, en estas mismas páginas, podamos contar la historia de alguna joven paisa que se convirtió en la primera piloto colombiana de aviones Gripen.
¿Y porqué no imaginarlo? Pues las metas deberían ser como volar aviones de combate. Entre más altas y exigentes sean, más emocionante es narrar su consecución.
”Colombia estará muy satisfecha con los Gripen”
Como experta piloto de combate, Dellham también dio su opinión sobre los aviones Gripen que Colombia estaría a punto de comprarle a Suecia. Ella comentó que esta aeronave está diseñada para brindar al piloto un conocimiento completo de la situación.
“A pesar de que puede parecer complejo, todo está diseñado para que el piloto pueda interpretar fácilmente la información. Si bien requiere mucho entrenamiento, es una gran experiencia porque todo está pensando en el piloto”, comentó.
Ella señaló que el Gripen puede cumplir tres funciones con diferentes armas (combate aire-aire, ataque terrestre y tareas de reconocimiento), y además, sus sistemas de guerra electrónica son impresionantes en efectividad.
—¿Qué cree que el Gripen podría ofrecerle a Colombia, considerando que nuestro conflicto interno es muy diferente a las guerras en Europa?
—Creo que me resulta difícil responder a esto con precisión. Pero lo que sí puedo decir es que el Gripen proporciona un excelente conocimiento del espacio aéreo y ayuda a los pilotos a recopilar y comprender información crucial. En combate, si puedes interpretar la información antes que tu enemigo, ganas. Ahora bien, desde la perspectiva sueca, cabe destacar que este es un avión con una excelente relación costo-beneficio. Digo esto porque Suecia es un país pequeño que ha desarrollado tecnología de vanguardia durante décadas, siempre con un enfoque en la rentabilidad. No tenemos recursos para gastar en cosas innecesarias. Por eso nos enfocamos en la calidad y la eficiencia, y por eso confío en que Colombia estará muy satisfecha con la adquisición del Gripen.
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