
Gasto público en medicamentos en el país ha crecido 6,3% anual
- Colombia
- julio 6, 2025
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Una paradoja abarca al sistema de salud de Colombia. En los últimos tres años el gasto público para cubrir los medicamentos ha tenido un incremento sostenido, pero al mismo tiempo ha subido el número de quejas por la negación en su entrega. Así quedó expuesto en el más reciente boletín “Salud en Cifras” de la Asociación Colombiana de Empresas de Medicina Integral (Acemi).
En ese análisis se abordó la evolución de los desembolsos en medicamentos entre 2021 y 2024. También se advierte que el gasto público podría cerrar en $19,4 billones y su comportamiento refleja un crecimiento del 6,3% anual en esos años.
El documento se ocupó del gasto en medicamentos para el tratamiento de la diabetes. Uno de estos es el mellitus tipo 2, que continúa en ascenso dentro del sistema de salud, pues representa entre el 9,3% y 9,6% del total del gasto en medicinas financiadas con recursos públicos. Esta cifra los sitúa como el segundo grupo terapéutico con mayor participación, solo superado por los que se usan para el tratamiento del cáncer.
Desde 2022, el 97% de los medicamentos disponibles en el país está cubierto por el plan de beneficios en salud (PBS), es decir, se paga con recursos públicos y se distribuye por el canal institucional (formulados y ordenados por las EPS). Estos se costean con la unidad de pago por capitación (UPC), que es la plata que le entrega el Estado a las aseguradoras para la atención en salud de sus afiliados.
En ese sentido, señalaron que en 2023 se destinaron más de $1,6 billones a medicamentos para esta enfermedad, mientras que en 2024 (con corte al tercer trimestre) la cifra estimada supera los $1,3 billones.
De este gasto, aproximadamente el 84% corresponde a hipoglucemiantes orales, entre los cuales destacan la metformina —con un gasto de $152.000 millones— y las combinaciones como metformina con empagliflozina —con $115.000 millones—.
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Igualmente, resaltan fármacos como la linagliptina y la sitagliptina, con gastos reportados de $105.000 millones y $66.000 millones, respectivamente. La presencia de estos en los primeros lugares del listado de los más vendidos por el canal institucional muestra su rol central en el tratamiento ambulatorio de la diabetes tipo 2.
Entre tanto, las insulinas y sus análogos representan menos del 16% del gasto en fármacos para diabetes. Esto equivale a una inversión que oscila entre $214.000 millones y $253.000 millones entre 2023 y 2024, lo cual contrasta con la alta prevalencia de pacientes que requieren terapia con estos componentes por falla en el control glucémico con antidiabéticos orales.
Uno de los medicamentos más representativos por volumen de ventas en 2023 fue la empagliflozina, un inhibidor de sodio y glucosa que se consolidó como el segundo más vendido por valor, superando a otras moléculas de alto costo. Su participación en el gasto general fue de 1,7%, con un comportamiento que refleja la preferencia clínica por esta medicina por sus beneficios cardiovasculares adicionales.
Paradoja del gasto y las quejas
A pesar del creciente gasto en medicamentos para enfermedades crónicas como la diabetes, el acceso a estos tratamientos se ha visto afectado. En enero de 2025, se registraron 52.655 peticiones, quejas y reclamos (PQRS) relacionadas con la negación oportuna de tecnologías en salud (principalmente medicamentos), siendo la mayor cantidad de reclamaciones en el sistema.
Esta problemática afecta a pacientes con enfermedades crónicas (entre las que está la diabetes), cuyo tratamiento oportuno es fundamental para evitar complicaciones graves.
Departamentos como Guaviare (19,7%), Norte de Santander (12,6%) y Santander (10,8%) concentran un porcentaje elevado de estas quejas, con niveles que superan el promedio nacional del 6,2% de reclamos por falta de acceso a medicinas.
En diálogo con la presidenta ejecutiva de Acemi, Ana María Vesga, explicó que esa situación en la que se gasta más en medicamentos y al tiempo sube la insatisfacción de los usuarios por la negación de los mismos podría explicarse en que los fármacos de alto costo siguen usándose, su precio no baja y concentran el creciente gasto, mientras que el suministro de los que no son tan caros y tienen alta frecuencia representa más problemas en su entrega.
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“El volumen está en los que menos cuestan al sistema de salud, pero es lo que más problemas operativos representan”, aseguró.
Por su parte, el exdirector de Medicamentos y Tecnologías del Ministerio de Salud, Leonardo Arregocés, añadió que, “cuando hay más dentro del PBS, se invierte más dinero en pagar las inclusiones y como entró tanto, la gente tiene acceso y eso facilita que se los formulen por la EPS, a diferencia de cuando están por fuera del PBS, en donde se requieren más trámites para poder recetarlos”.
En ese sentido, el vocero de Pacientes Colombia, Denis Silva, agregó que “antes del Gobierno Petro los pacientes crónicos en las EPS buenas llegaban a 11 tratamientos al año; en las regulares, a nueve, y en las malas, a seis. Pero, ahora, si acaso, llegan a nueve tratamientos al año en las pocas EPS buenas que quedan”.
El informe de Acemi cierra advirtiendo que el gasto en medicinas para la diabetes no solo debe entenderse como un tema financiero, sino como un componente esencial en la prevención de complicaciones costosas y evitables.