Vida de José Daniel Ferrer en peligro tras brutales golpizas en prisión

MADRID, España.- José Daniel Ferrer, líder de la opositora Unión Patriótica de Cuba (UNPACU), se encuentra en estado crítico tras ser víctima de una serie de golpizas y torturas en la prisión de Mar Verde, en Santiago de Cuba, denunciaron sus familiares. El opositor cumple 11 días en huelga de hambre y, de acuerdo con el testimonio de sus allegados, está completamente debilitado, cubierto de hematomas y en riesgo de muerte.

Su esposa, Nelva Ismarays Ortega, su hijo, un primo cercano y la activista Fátima Victoria acudieron al penal para intentar verlo, enfrentándose a numerosos impedimentos por parte de las autoridades penitenciarias. Finalmente, lograron una visita breve en la que, según relatan, Ferrer apenas podía mantenerse en pie y presentaba signos evidentes de maltrato físico.

La familia responsabiliza directamente al teniente coronel Vladimir Pineda Guerra, jefe del penal, de haber iniciado el 25 de junio una brutal cadena de agresiones. Ese día comenzaron las primeras golpizas, en las que también habrían participado el teniente Chacón, el capitán José Miguel Hechavarría Gorget, el mayor Luis Yánez Herrera y el capitán Liván Laugart Riquelme. Durante varios días consecutivos, Ferrer habría sido golpeado en la cabeza, abdomen, espalda, brazos y piernas, llegando a perder el control de esfínteres por la violencia recibida.

La denuncia indica que, además de los golpes, ha sido sometido a torturas físicas como la torsión de los dedos, presión sobre el rostro y cuello para obligarlo a ingerir leche, y episodios de asfixia simulada. El primero de julio fue mojado completamente y dejado tirado en el piso por más de 24 horas sin posibilidad de asearse ni levantarse, hasta que logró bañarse pasadas 48 horas. En esos días no se le permitió recibir alimentos, medicamentos ni artículos de aseo, bajo el argumento de que, sin visitas autorizadas, no se admiten depósitos.

Ferrer también habría sido expuesto deliberadamente a riesgo de contagio de tuberculosis, al ser ubicado cerca de un recluso enfermo antes del 25 de junio. Temiendo por su salud y la de sus familiares, pidió que no lo besaran durante la visita y solicitó que se llevaran de regreso todos los productos que le habían llevado, convencido de que no se le permitiría recibirlos y que serían robados por los guardias.

Según el relato, desde el inicio de la huelga de hambre ha sido golpeado todos los días por grupos de entre seis y diez agentes del penal, que intentan forzarlo a ponerse el uniforme carcelario y a pararse durante el pase de lista. Las agresiones físicas se habrían intensificado en los últimos días.

En un mensaje desesperado a su familia, Ferrer aseguró que, si muere, sus seres queridos deben abandonar el país cuanto antes. Advirtió que ha sido amenazado con represalias contra su esposa e hijos, incluyendo la posibilidad de que Nelva sea encarcelada y el niño enviado a un centro de menores. “Van a hacer desaparecer a todos los que lleven el apellido Ferrer”, habría dicho.

A pesar del deterioro físico, Ferrer reafirmó que continuará en huelga de hambre y que no cederá a los chantajes del régimen.

José Daniel Ferrer fue devuelto a prisión en abril de este año tras ser acusado de violar los términos de su libertad condicional. Su caso ha sido seguido de cerca por organismos internacionales que, en reiteradas ocasiones, han denunciado violaciones a sus derechos fundamentales. La gravedad de la situación actual plantea una nueva alerta sobre el trato a los presos políticos en Cuba y la impunidad con que operan las fuerzas penitenciarias del régimen.