
Los dos hoteles de Surgidero de Batabanó que ya no existen
- Cuba
- junio 26, 2025
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Su existencia estuvo vinculada al auge del turismo extranjero que viajaba hacia la Isla de Pinos (hoy Isla de la Juventud) en busca de los baños termales de La Fe.
LA HABANA.- Pocos creerían hoy si se les contara que en Surgidero de Batabanó, un pequeño y humilde pueblo del sur habanero, de apenas 5 000 habitantes y conocido por su tradición pesquera y agrícola, existieron dos grandes y confortables hoteles.
Construidos entre finales del siglo XIX y principios del XX, aquellos hoteles fueron el Dos Hermanos y el Cervantes. Su existencia estuvo vinculada al auge del turismo extranjero que viajaba hacia la Isla de Pinos (hoy Isla de la Juventud) en busca de los baños termales de La Fe, haciendo escala en Surgidero de Batabanó, donde se hospedaban en estos establecimientos.
El Dos Hermanos se levantó en 1889 y recibió ese nombre porque sus propietarios eran dos hermanos españoles, José María y Joaquín Valdés. Fue construido íntegramente con medio centenar de las más valiosas maderas preciosas cubanas, trabajadas por carpinteros locales, lo que lo convirtió en una joya de la ebanistería nacional. Tenía un estilo peculiar, muy similar a las edificaciones vistas en las películas del oeste norteamericano. Originalmente de dos pisos, hacia 1910 fue remodelado por sus nuevos dueños, los españoles Cinesio y Ciro Moas, quienes lo ampliaron a cuatro plantas, coronadas por un roof garden.
A lo largo de su historia, el hotel alojó a numerosas personalidades. Además de José Martí, pasaron por allí Evangelina Cossío, Errol Flynn y su esposa, los presidentes Gerardo Machado, Ramón Grau San Martín y Carlos Prío Socarrás, así como renombrados artistas como Rita Montaner, Benny Moré, Dámaso Pérez Prado, el Trío Matamoros y Rosita Fornés. Mis suegros, cuando eran novios, solían visitar aquel apartado hotel. Ya en los años 80, mi hija, que fue hasta allí junto a su tía y su prima para ver aquel lugar del que tanto hablaba la familia, me contó después que ya no se encontraba en las condiciones de antaño.
El Dos Hermanos se hizo célebre por su cocina, en especial por preparar —según se decía— la mejor paella marinera de Cuba. Era tradición que ningún viajero abandonara el Surgidero sin antes probarla.
El Hotel Cervantes, inaugurado en 1915, era aún mayor que su vecino. De mampostería, contaba con cuatro pisos, terrazas, balcones a la calle y un elevador. En la planta baja funcionaban un restaurante con 40 mesas, un bar, una cantina y el lobby. Las dos plantas siguientes albergaban 66 habitaciones, de las cuales 24 eran matrimoniales, y en el último piso se encontraba su roof garden, al igual que en el Dos Hermanos.
Destacaba especialmente el piso de la barra, decorado con un mosaico que mostraba un retrato de Miguel de Cervantes Saavedra junto a escenas de Don Quijote de la Mancha, como homenaje de sus dueños —también españoles— a su ilustre coterráneo. El hotel contaba con su propia orquesta y recibió a grandes figuras de la música cubana como Benny Moré, la Orquesta Aragón, Roberto Faz y Barbarito Diez, entre otros. Fue también huésped habitual el escritor norteamericano Ernest Hemingway, quien siempre solicitaba la habitación número 32.
Ambos hoteles se mantuvieron en excelentes condiciones hasta ser intervenidos por el Estado a inicios de la década de 1960. Con la caída del turismo y la falta de mantenimiento, sus esplendorosos inmuebles se fueron deteriorando hasta quedar en ruinas.
El primero en desaparecer fue el Cervantes, que se convirtió en una casa de vecindad. Comenzó entonces el saqueo de rejas, puertas, ventanas y sistemas hidráulicos y sanitarios. Además, al estar edificado sobre una zona cenagosa, el terreno cedió y el edificio se inclinó casi un metro. Finalmente, se ordenó su desalojo y en 1989 fue demolido por peligro de derrumbe. Del magnífico mosaico del piso nada se supo; nadie sabe si fue rescatado o destruido junto al edificio.
El Dos Hermanos, por su parte, cerró varias veces tras 1959. En 1980 recibió una reparación que lo hizo habitable por última vez, pero en 1989 volvió a clausurarse de forma definitiva, y en 2006 fue demolido. Fue el último hotel de madera que quedaba en pie en Cuba.
Hoy, mientras el gobierno sigue construyendo hoteles que permanecen vacíos casi todo el tiempo, los terrenos que ocuparon los antiguos y esplendorosos Dos Hermanos y Cervantes no son más que solares baldíos.
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