En los colegios del departamento empezarían a dar clases de “antioqueñidad”

En los colegios del departamento empezarían a dar clases de “antioqueñidad”

“¡Siquiera se murieron los abuelos!” aparte de ser un dramático poema de Jorge Robledo Ortiz, era una expresión muy usada años atrás por los mayores cuando veían que algún dejo de modernidad ponía a peligrar el patrimonio cultural y la memoria de los antioqueños.

En ese entonces, los jóvenes veíamos la frase como un asunto de viejitos embelesados con aquello de “todo tiempo pasado fue mejor”, un asunto sin mayor trascendencia. Sin embargo con las paradojas que trajo la modernidad con el injustificado desconocimiento de saberes básicos mientras supuestamente aumenta el acceso a la información, ahora parece tomar validez el pregón de Robledo: “¡Siquiera se murieron los abuelos!”.

Comprobado está que las nuevas generaciones saben muy poco de la historia antioqueña. No solo muchachos, sino un gran número de adultos hoy en día desconocen cosas tan básicas como por ejemplo quién fue el Héroe de Bárbula, pese a que cada que juegan Nacional y Medellín de local mencionan su nombre hasta el cansancio.

Hoy muy pocos saben por qué en el departamento se siembra café y cual es la importancia del grano para estas tierras. Incluso hay unos tan “osados” que llegan a asegurar que el aeropuerto de Rionegro se llama José María Córdova porque así se llamaba el “presidente que lo construyó”.

Y ejemplos de disparates de este estilo seguramente habrá en cada aula y esquina de barrio. Detrás de ese desconocimiento, según acaban de expresar en la Asamblea Departamental, está la la falta de interés en nuestra historia, que como la maleza, se va tragando nuestra identidad.

A raíz de esta situación, en la Asamblea se espera discutir próximamente el Proyecto de Ordenanza 020 de 2025 con el que se busca incluir la Cátedra Antioquia en la educación del departamento.

De acuerdo con el diputado conservador Jorge Correa, el autor de la iniciativa, esta –más que un relleno que se vería en los módulos de Historia– busca convertirse en una metodología transversal para recuperar la memoria, la cultura y la identidad antioqueña.

Y aunque para muchos el asunto puede parecer más un embeleco regionalista, lo que recalca Correa es que un pueblo sin un ejercicio constante de memoria es proclive a llenar ese vacío con cualquier relato. O sino para la muestra está lo que pasa hoy en algunos sitios turísticos de Medellín, donde la narcocultura –que tanto le gusta a los extranjeros y que acá por “extraños” motivos goza de adeptos– hoy impone historias inverosímiles como si fueran verdades absolutas que se les vende a propios y extraños que las creen a pies juntillas.

Según Correa, su propuesta surge porque sobre todo las nuevas generaciones tienen vacíos enormes en lo que llamamos antioqueñidad. “No conocen nuestros símbolos, nuestra memoria y nuestros personajes. No conocen nada de nuestra historia y creo que una iniciativa como esta puede servir para ser uno de los tantos instrumentos que ayuden a revertir esto. Además la cátedra también podría ayudar a fomentar el pensamiento crítico y así servir de filtro cuando ellos se encuentren estas posverdades, estas barbaridades que se vuelven relatos”, añadió.

La idea de Correa es que la cátedra no se vuelva una aburrida asignatura en la que tengan que memorizarse fechas o datos como si los estudiantes fueran loros. Su propuesta es que desde la metodología de las clases, la “antioqueñidad” pueda ser parte de los temas explicados en las diferentes áreas del conocimiento.

“Por ejemplo que en las clases de Ciencias Naturales se hable de los ríos como el Caucao que atraviesan el departamento o de nuestras especies de fauna y flora nativas. O que si se está viendo la clase de castellano se hable de la obra de Epifanio Mejía. Mirá que ahí se habla de antioqueñidad sin tener que encajarlo solo en Historia porque esta es una estrategia transversal en la que cada docente desde su enfoque puede aportar para que se vuelva un tema dinámico”, añadió.

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El proyecto 020 lleva varios meses en construcción y en él han participado varias entidades como la Academia Antioqueña de Historia, la Universidad de Antioquia, la UPB. Del mismo también han participado la Secretaría Departamental de Educación y la subsecretaría de Calidad de la misma dependencia, las cuales también han aportado al enfoque de los 17 artículos de la Cátedra. También cerca de 300 docentes participaron en la elaboración del articulado por medio de grupos focales. Incluso departamentos como Nariño y Bolívar –donde ya hay cátedras similares– también fueron consultados.

“La idea nunca ha sido que esto sea una recarga laboral más para los profes de Ciencias Sociales de los colegios, sino que sea un ejercicio que se pueda aplicar en los planes educativos municipales. Que cuando se estén visualizando los planes educativos de cada colegio, la cátedra los permee”, comentó Correa.

Cabe mencionar, como lo admite el mismo diputaco, que Antioquia ya tenía una Cátedra de antioqueñidad que data de 2004. Sin embargo, esta se volvió letra muerta pues solo aplicaba a las ciencias sociales y además nunca se ejecutaron sus artículos. Por eso, con este panorama la pregunta de cómo evitar que la nueva propuesta no nazca caduca es infranqueable. Correa señala que a diferencia de la pasada norma, su propuesta tiene artículos que ayudan a su impulso desde los planes municipales.

“También dentro del articulado aparece que debe hacerse un informe de implementación de la cátedra de forma constante. Es decir, estamos blindados para que la cátedra de antioqueñidad sí o sí se pueda desarrollar. Además, a mí me quedan dos años de periodo entonces tengo todo el vigor para hacer el control político a su cumplimiento”, detalló.

Correa espera que en cerca de un mes el proyecto se vuelva ordenanza con el aval de la Asamblea. Él insiste que la misma también será bien acogida en los municipios como una forma de que los estudiantes se apropien de sus territorios y se frene por fin esa diáspora de jóvenes que salen de los pueblos en parte también por la falta de identidad.

“No voy a decir que con la cátedra se arreglen los temas de identidad y cultura que hoy tenemos en Antioquia, pero cero que al menos sí será un instrumento para dinamizar soluciones a este tema desde la voluntad de los territorios. Porque cuando uno los recorre, se da cuenta de un sinnumero de elementos que hoy ya no quedan en la memoria de los pueblos. Y cuando se pierde la memoria o la historia, se pierde la identidad de lo que somos”, agregó.

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