«Cuando caiga el régimen, llegarán a Cuba miles de millones de dólares en inversiones»

«Cuando caiga el régimen, llegarán a Cuba miles de millones de dólares en inversiones»

  • Cuba
  • mayo 12, 2025
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Miami.- En un momento en que la situación política, económica y social de Cuba atraviesa uno de sus períodos más críticos, desde el exilio cubano en Estados Unidos se articulan nuevas estrategias para presionar al régimen de La Habana y acelerar una transición hacia la democracia. En ese escenario, congresistas cubanoamericanos como Carlos Giménez han asumido un rol protagónico, impulsando iniciativas desde el legislativo estadounidense y abogando por un mayor respaldo de la administración de Donald Trump a la causa cubana.

Carlos Giménez ha sido una de las voces más firmes en favor de intensificar las sanciones económicas y diplomáticas contra el régimen cubano. Ha propuesto medidas como la suspensión de vuelos hacia la isla, la eliminación de las remesas y el fortalecimiento de acciones contra países que mantienen acuerdos con La Habana para la contratación de personal médico. Además, ha encabezado esfuerzos para denunciar y exigir la deportación de represores del régimen que se han establecido en Estados Unidos.

En esta entrevista exclusiva, el congresista Giménez detalla las acciones que lidera, su visión sobre el futuro de Cuba y su llamado a las nuevas generaciones de cubanos dentro y fuera de la isla. También reflexiona sobre su reciente visita a la base naval de Guantánamo —la única porción de territorio cubano bajo control estadounidense— y reafirma su compromiso personal y político con la libertad de Cuba.

En este momento, la administración norteamericana cuenta con personas muy sensibles a la causa cubana, lo que podría representar una oportunidad histórica para impulsar acciones concretas contra el régimen, ¿Qué iniciativas se están impulsando o piensan ustedes promover desde los poderes legislativo y ejecutivo que puedan significar un golpe contundent?

Lo que estoy haciendo es presionar a la administración para que tome más acciones contra el régimen, no acciones militares, sino económicas. Por ejemplo, estoy solicitando que se suspendan totalmente los vuelos desde y hacia Cuba, y también que se detengan las remesas que salen de Estados Unidos hacia la isla. Además, proponemos sanciones contra los países que contratan médicos y enfermeros cubanos, pero que pagan directamente al régimen en lugar de a los profesionales. Esos países deberían enfrentar una tarifa adicional por mantener ese tipo de acuerdos con el gobierno cubano.

Asimismo, hemos enviado a las autoridades nombres de personas que fueron represores en Cuba y que ahora residen en Estados Unidos. Si se confirma que participaron en actos represivos, deben ser deportados. No es justo que quienes defendieron ese régimen disfruten hoy de su retiro aquí. Esas son algunas de las acciones que estamos impulsando desde el Congreso y pidiendo a la administración y al secretario de Estado. Este es el momento de no darle oxígeno a ese régimen que, a mi juicio, ya está en la orilla, y de avanzar hacia un cambio, que nos lleve a una Cuba democrática y libre.

¿Cree usted que la única vía posible para terminar con la dictadura es asfixiarla económicamente, dejándola sin recursos?

Creo que durante 60 años se han intentado muchas cosas, pero el régimen sigue ahí. Hoy está al borde del colapso, y el único oxígeno que le queda son los ingresos que recibe. Por eso debemos cortar esos recursos. El régimen cubano ni siquiera puede mantener encendidas las luces. Hay crisis de alimentos, medicinas, de todo. El pueblo está sufriendo y debe entender que este sistema no funciona, nunca ha funcionado ni funcionará. Lo que deseo es que ese régimen se vaya, y honestamente, me da igual a dónde se vayan, pero deben salir para que Cuba recupere su potencial. El pueblo cubano merece mucho más de lo que ha tenido en estas seis décadas.

Hay quienes consideran que los responsables del sufrimiento de Cuba deben responder ante la justicia. Otros apuestan por una transición pacífica, permitiendo que esas personas abandonen el país sin enfrentar consecuencias, aunque eso deje a las víctimas sin reparación. ¿Cuál es su opinión?

Deseo una salida rápida para ese régimen, y si puede ser de manera pacífica, mejor. No deseo más derramamiento de sangre. Pero también creo que debe ser lo más pronto posible, no una transición de años. Cuba necesita comenzar cuanto antes su recuperación. Cuando caiga el régimen, vendrán miles de millones de dólares en inversiones de diferentes países para reconstruir lo que ha sido destruido en 60 años. Lo ideal es que sea una transición rápida y pacífica, pero lo esencial es que ocurra pronto.

Usted ha sido una de las voces más firmes contra los viajes a Cuba y las remesas. Algunos critican que esto empeorará la vida de los cubanos comunes más que la del régimen. ¿Qué responde a eso?

Lo lamento, pero es necesario negarle cualquier tipo de oxígeno al régimen. Las remesas y los viajes ayudan a mantenerlo. Al prolongar ese apoyo, solo estamos extendiendo el sufrimiento. Puede que haya que soportar un sacrificio adicional por un tiempo corto, pero el beneficio a largo plazo será una Cuba libre. Cuando el régimen caiga, llegarán ayudas y recursos, y los efectos positivos se verán rápidamente. Hoy en día ese dinero solo sostiene el statu quo, y los cubanos merecen mucho más: merecen libertad, democracia y un gobierno que respete sus derechos.

Usted ha denunciado la entrada de represores cubanos a Estados Unidos. ¿Qué tan extendido cree que está este fenómeno y qué mecanismos existen para identificarlos y denunciarlos?

Cuando anuncié este tema, envié una lista de 100 nombres de personas que consideramos represores en Cuba y que entraron a Estados Unidos con información falsa en sus solicitudes. Deben ser investigados y, si se confirma su participación en abusos, deportados. Esa lista ya está en manos del Departamento de Seguridad Nacional. Además, cualquier persona puede comunicarse con mi oficina para denunciar estos casos. Todo se debe investigar, y aunque puede que algunos no hayan sido represores, si se demuestra que sí lo fueron, deben ser devueltos a Cuba. No merecen residir en libertad aquí tras haber servido a ese régimen.

¿Qué obstáculos ha encontrado usted para acelerar estas deportaciones, sobre todo con personas que ya tienen residencia?

Hasta ahora no hemos tenido problemas legales, pero todo toma tiempo porque debe pasar por el debido proceso legal. Estoy pendiente de tener una reunión con la secretaria de Seguridad Nacional para pedir explicaciones de por qué esto no avanza más rápido. Aunque algunos ya tienen residencia, si mintieron o si participaron en represión, perdieron el derecho de estar en este país. Será un juez quien lo determine, pero creo que muchos de ellos serán deportados, que es lo que merecen.

Sobre los programas de apoyo a la democracia y a la sociedad civil cubana que tradicionalmente ha brindado el gobierno de Estados Unidos, ¿considera que ese apoyo debe mantenerse?

Por supuesto. Tenemos a otro aliado clave en el Congreso, Mario Díaz-Balart, que está a cargo de aprobar estos fondos. Estados Unidos debe ayudar a sus amigos, no a sus enemigos. Estamos revisando todos los programas de ayuda internacional para asegurarnos de que esos recursos vayan a quienes luchan por la democracia y la libertad, y no a quienes trabajan en contra de los intereses de este país. Por eso es tan importante tener a Díaz-Balart en esa posición. Vamos a seguir apoyando a las fuerzas democráticas y a la prensa libre en Cuba todo lo posible.

Usted visitó recientemente la base naval de Guantánamo. ¿Qué significó para usted esa visita?

Nací en Cuba, y esa fue la primera vez que regresé en más de 64 años, aunque solo a la única parte de Cuba que es libre: la base de Guantánamo. Fue un momento muy emotivo para mí, y allí me hice una promesa personal: no regresaré a Cuba hasta que toda la isla sea libre. Espero poder verla libre en mi vida. Estoy muy enfocado en esta causa desde el Congreso. Creo que estamos en un momento especial: tenemos un presidente que reconoce la importancia de esta causa, un secretario de Estado cubanoamericano que entiende perfectamente la situación, y congresistas cubanoamericanos, además de muchos otros aliados. El régimen está en su posición más débil en más de 60 años, y creo que todas las circunstancias se están alineando para lograr la libertad de Cuba.

Si pudiera enviar hoy un mensaje a las nuevas generaciones de cubanos, dentro y fuera de la isla, ¿qué les diría sobre el futuro de Cuba?

El futuro de Cuba aún no está escrito. Se está escribiendo ahora mismo. Lo que yo deseo, lo que espero y por lo que rezo, es que Cuba sea libre muy pronto, en los próximos dos años. Las condiciones están dadas. Debemos aprovecharlas y asegurar que las personas correctas estén en posiciones clave para ayudar en este proceso. Así que, aunque el futuro aún no está definido, lo estamos construyendo juntos en este momento.

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