
Petro tiene varios cargos clave sin llenar, ¿moneda de cambio por reformas?
- Colombia
- abril 21, 2025
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Dar votos a cambio de puestos es una de las prácticas más longevas del ejercicio del poder y aplica no solo entre personas que quieren ocupar cargos en un gobierno sino en la relación entre el Ejecutivo y el Legislativo. Por más que Gustavo Petro prometiera en campaña que no iba a caer en las mismas prácticas de siempre, no pudo –o no quiso– cambiar la forma en que se transa el apoyo de los congresistas a los proyectos gubernamentales.
Lo que no era tan común es que varias carteras del alto Gobierno estuvieran tanto tiempo en encargo, es decir, sin el nombramiento de un funcionario o funcionaria a cargo ya sea porque el Ejecutivo no hubiera logrado consensos con las bancadas para decidirse por una cuota política o sencillamente porque el jefe de Estado no sabe a quién poner.
Tampoco era común que un mandatario hiciera tantos cambios en su propio gabinete. En el caso de Petro, 52 ministros y 126 viceministros en dos años y medio. Por ejemplo, hace un mes el jefe de Estado nombró a su cuarto ministro de Hacienda, Germán Ávila, lo que fue interpretado por los mercados como una señal de inestabilidad no solo por la falta de experiencia del nuevo ministro en las finanzas públicas sino por el mensaje de improvisación. Eso mismo podría decirse sobre otras carteras, incluyendo una que se creó durante este Gobierno, el ministro de Igualdad, que fue impulsada por la vicepresidenta Francia Márquez y ahora es ocupada por el líder afro Carlos Rosero.
¿Por qué sucede esto y qué efectos tiene? Este diario hizo un mapeo gubernamental para identificar qué puestos llevan varias semanas en encargo —MinComercio, por ejemplo, un mes y medio— y lo que significa en la práctica a la hora implementar políticas públicas. Según expertos consultado, lo anterior refleja improvisación por parte del presidente Petro, que pensó que nombrando al polémico Armando Benedetti como ministro del Interior iba a poder negociar con facilidad sus proyectos en el Legislativo en el ocaso de su mandato.
Estas “vacantes” se dan en medio de la disputa entre Petro y el Congreso por el hundimiento de la reforma laboral que desencadenó la idea de la consulta popular y de otros proyectos legislativos, como la reforma a la salud, que posiblemente terminarán hundidos.
Por si fuera poco, hay un contexto de peleas intestinas que agrava la situación. La canciller Laura Sarabia y el ministro Benedetti volvieron a protagonizar un nuevo episodio de audios filtrados y denuncias en la Fiscalía. Eso generó molestia en el propio gabinete y ocasionó, precisamente, la ausencia en el liderazgo de cargos estratégicos como la Jefatura de Despacho Presidencial, el Departamento Nacional de Planeación (DNP), el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo –en plena coyuntura arancelaria de Estados Unidos– y la DIAN, nada más y nada menos, la oficina encargada del recaudo de los impuestos.
¿Al fin Muhamad llegará al DNP?
Precisamente, uno de los cargos más significativos que lleva semanas sin ser un director o directora al frente es el Departamento Nacional de Planeación (DNP). En política pública su función es clave para el Gobierno pues se encarga de planificar y coordinar “el desarrollo del país a través de la formulación y ejecución de políticas públicas, la planificación presupuestal y la coordinación de la inversión pública”.
El DNP es, además, trasversal y quien lo dirige ocupa un asiento en el Consejo de Ministros. Hasta hace más de un mes, el 6 de marzo, el director era Alexander López, quien salió molesto del Gobierno por diferencias con Benedetti y Sarabia. Se llegó a decir que López participaría en las elecciones de 2026 y que su renuncia cuadra con los tiempos de las inhabilidades, es decir, que a la fecha podría ser candidato si no acepta ningún otro cargo. Pero este diario contó hace un par de semanas que a López le ofrecieron ser jefe de Despacho Presidencial, cargo que en la práctica sigue ocupando el ministro Benedetti, pero que también quedó vacante.
Así las cosas, quien llegaría a ser directora del DNP es Susana Muhamad, exministra de Ambiente, que también renunció por diferencias con Benedetti y Sarabia y que entre lágrimas dijo en aquel recordado e inédito Consejo de Ministros de principios de febrero: “No me puedo sentar, como feminista, en esta misma mesa de gabinete con Armando Benedetti (…) También tengo que decir que ni las relaciones exteriores (Sarabia) ni la jefatura de gabinete están en manos de este proyecto progresista; están en manos de todo lo contrario de este proyecto”.
Todo parece indicar que Muhamad se volverá a sentar con Benedetti. EL COLOMBIANO conoció detalles de lo que hubo detrás de esa decisión. Durante estos más de dos meses entre ese Consejo de Ministros hasta hoy, Muhamad no ha cortado el diálogo con el presidente Petro. De hecho, han tenido la oportunidad de compartir impresiones mutuas sobre lo que sucedió desde entonces y fue el jefe de Estado quien le habría ofrecido el cargo a Muhamad en el DNP.
Por supuesto, Petro ve en esa funcionaria un acompañamiento necesario para el final de su mandato porque demostró ser eficiente como ministra de Ambiente y además proviene del corazón del petrismo; pero también ella, según fuentes cercanas, creía que no era “justo” apartarse del proyecto político del que ha hecho parte desde hace más de una década.
El presidente Petro dice en privado a todos los funcionarios que le han hecho el reclamo sobre Benedetti que él no es el jefe de gabinete y que tienen línea directa con él como jefe de Estado. Eso fue el punto de partida para que Muhamad asumiera Planeación y se posesione en los próximos días.
López, sin embargo, lo sigue pensando pues estar al lado del jefe de Estado en el final de su mandato no es rentable políticamente. Aunque se creía que estaban alejados, este medio conoció que el dirigente del Polo Democrático Alternativo fue clave en la fusión que hizo ese partido con el progresismo de cara a una coalición amplia en 2026.
MinComercio acéfalo
Casi tres meses va a completar el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo sin ministro o ministra nombrado en propiedad. En encargo está Cielo Rusinque, la polémica superintendente de Industria y Comercio, que ha sido criticada por algunos líderes del sector privado por no tener experiencia suficiente para estar al frente de esa cartera. Esto en medio de una crisis mundial por la imposición de aranceles recíprocos por parte del presidente estadounidense Donald Trump que golpeó el tablero geopolítico y está cambiando las condiciones comerciales para todos los países. Incluso, fuentes de Gobierno le han dicho a este diario bajo reserva que es una oportunidad para abrir otros canales con nuevos aliados como China o algunos países de Europa.
La razón por la que Petro no ha nombrado ministro en este cargo es porque antes de que la Comisión Séptima del Senado hundiera la reforma laboral, esa cartera iba a ser una cuota para los liberales. El mandatario decidió que ya no sería así e incluso mandó despedir a familiares del congresista liberal Miguel Ángel Pinto, que votó a favor de hundir el proyecto del corazón del Gobierno. Hay una puja interna en el liberalismo entre el sector gobiernista y el sector independiente que es cercano al jefe de esa colectividad, el expresidente César Gaviria. Lo contradictorio es que el Gobierno sigue contando con los votos liberales en la Cámara y en el Senado.
De hecho, el ministro del Trabajo, Antonio Sanguino, le dijo a EL COLOMBIANO que en sus cuentas hay 60 senadores (incluidos liberales) que votarían a favor de la convocatoria a la consulta popular. También los votos liberales son necesarios en otros proyectos en el Congreso, pero para que voten a favor se necesita que Benedetti prenda el computador de Palacio y retome la repartija de puestos en el gabinete, empezando por un puesto importante como el liderazgo del Ministerio de Comercio.
Mientras esas pujas internas se resuelven, Rusinque es quien sigue al mando del MinComercio tras la salida de Luis Carlos Reyes, que empezó a prender el ventilador sobre el contrabandista alias Papá Pitufo y las presuntas irregularidades y presiones para nombrar en cargos estratégicos a aliados de peristas cuando fue director de la DIAN.
¿Y la DIAN y la DNI?
Una oficina gubernamental que todos los ciudadanos conocen a la perfección es la DIAN ya que es la encargada del recaudo de impuestos. Resulta que desde mediados de enero de este año, tras la salida de su director Jairo Villabona, no hay nombrada una cabeza; está en encargo Luis Eduardo Llinás, director de la Unidad de Información y Análisis Financiero (UIAF). No es cualquier oficina. Peor aún, sucede en pleno escándalo por lo que se ha conocido del poder corruptor de Diego Marín Buitrago alias Papá Pitufo, conocido como el zar de contrabando, que está en una cárcel de Portugal y ha intentado, según reveló este diario, dilatar su extradición a Colombia.
Sin embargo, las presuntas irregularidades en la DIAN no son de ahora. Lo que ha dicho el exministro Reyes respecto a presiones recibidas para nombrar funcionarios en puertos como Buenaventura o Cali, es la punta del iceberg. El presidente Petro ha insistido en que le interesa que se conozca la verdad sobre la corrupción de “Pitufo” —que logró filtrar 500 millones de pesos en su campaña de 2022 y que luego habrían sido devueltos—, pero no muestra interés en esa entidad al no nombrar después de más de tres meses a un director o directora en propiedad.
No es que ese rasgo del liderazgo del mandatario ocurra en este momento de su periodo a raíz de todas las coyunturas citadas. Sucedió algo parecido con la Dirección Nacional de Inteligencia, el año pasado, que duró más de ocho meses con un director en encargo, el abogado exM-19, Jorge Lemus, quien reemplazó al cuestionado Carlos Ramón González. Pero antes ya había sucedido con el Ministerio de Cultura, en 2023, cuando Jorge Zorro asumió por casi seis meses como ministro encargado hasta que nombraron a Juan David Correa. Es decir, ni con la Inteligencia estatal ni con la cultura, dos carteras tan distintas, el presidente Petro ha logrado fijar una ruta clara con un líderes estables en sus cargos.
A eso se le suma el hecho de que varios técnicos en distintas carteras se han quejado por el maltrato laboral que han recibido bajo esta administración, que ha aumentado como nunca antes la burocracia con contratos por prestación de servicios.
Solo el presidente ha sobrevivido estos 28 meses de mandato estable porque la Constitución así lo dispone, pero a su alrededor han pasado tantos funcionarios y funcionarias, tanto río de escándalos debajo del puente, que la respuesta sobre el responsable apunta a una sola persona.
Crecimiento de burocracia y quejas de técnicos
Hay una contradicción en este Gobierno que poco se mira. Desde hace meses han salido funcionarios técnicos o de carrera administrativa de las entidades públicas que se han quejado de ser estigmatizadas por hacer su trabajo. Este diario ha conversado con varios de ellos que dicen haber “pagado las consecuencias” de ejercer la política pública desde el rigor y no la ideología; provienen de las carteras de Salud, Hacienda, Agricultura, Relaciones Exteriores, Cancillería, TIC y entidades como la UNP.
Además, según contó La Silla Vacía en un informe soportado en datos públicos, bajo el Gobierno Petro, el crecimiento en la contratación de personal del gobierno se ha acelerado: pasó de 889 mil en 2023 a 916 mil empleos públicos en 2024. Son 27 mil más en solo un año, un récord incluso comparado con el nivel de contratación durante la pandemia.
Análisis: ¿Qué efectos en lo público tiene la improvisación de Petro?
La ausencia de nombramientos en propiedad en cargos ministeriales o en direcciones nacionales confirman un alto grado de improvisación. Ese es el balance de los expertos consultados por EL COLOMBIANO respecto a los efectos en la toma de decisiones de política pública.
Según el profesor de la Universidad Externado y analista político, Jairo Libreros, “esos vacíos, suplidos bajo encargo o provisionalidad, afectan la gobernabilidad, al enviar un mensaje de temporalidad que le resta seguridad jurídica a los actos administrativos expedidos en esas circunstancias (…) afecta la cadena de procesos y procedimientos de esos sectores administrativos, porque la gestión de las políticas públicas demanda liderazgos políticos, compromisos fiscales y certezas administrativas sobre los resultados y objetivos por cumplir”.
Por su parte, el profesor Carlos Prieto, politólogo que enseña política pública en la U. Javeriana, explica que “esa ‘vacantes’ de las entidades pone de presente que no se ha logrado el consenso necesario para que haya personas designadas porque dentro del núcleo duro de personas que acompañan al presidente no se perfilan candidatos que tengan la capacidad técnica y administrativa para estar al frente de esos cargos”.
Además, señala Prieto, “el presidente desconfía de aquellos que no les son leales y esto hace que el Gobierno se radicalice en concentrarse en personas que sean serviles al proyecto del presidente antes que aptas para el desempeño de los cargos”. También, en términos prácticos, esas ausencias afectan la ejecución y funcionamiento de las entidades: “al no tener una persona que las presida pues no van a poder cumplir con sus funciones a corto y mediano plazo, lo que genera grave detrimento para el conjunto de institucionalidad”, agrega el experto.