
26 años después, Colombia reconoce su responsabilidad en el asesinato de Jaime Garzón
- Colombia
- junio 10, 2025
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El periodista y humorista Jaime Garzón fue asesinado el 13 de agosto de 1999 en Bogotá, mientras se dirigía en su vehículo a su lugar de trabajo.
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El periodista y humorista Jaime Garzón. Foto: Colprensa
Jaime Garzón fue asesinado hace más de 25 años, pero su nombre sigue vigente incluso entre las nuevas generaciones. Su legado como periodista, su aguda sátira política y su manera irreverente de denunciar la corrupción lo convirtieron en una figura icónica, admirada por muchos y criticada por otros. Fue acribillado a tiros mientras se desplazaba en su vehículo por Bogotá, en un crimen que estremeció al país. Ahora, más de dos décadas después, el Estado colombiano reconoció oficialmente su responsabilidad en el asesinato.
Ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (Cidh) reconoció que el Estado vulneró los derechos a la vida, integridad personal, libertad de pensamiento y expresión del periodista.
En el marco del caso 15.015, mediante un documento de observaciones adicionales sobre el fondo del proceso, la Agencia describió a Garzón como “un líder representativo para la sociedad colombiana que, a través del periodismo y el humor, denunciaba a los distintos actores involucrados en las dinámicas de violencia y corrupción que atravesaba el Estado en ese momento”.
El reconocimiento del Estado colombiano se sustentó en avances investigativos que permitieron establecer que el asesinato fue ejecutado con la participación de agentes estatales. En consecuencia, el Estado aceptó su responsabilidad por la violación de los derechos a la vida, la integridad personal y la libertad de pensamiento y expresión del periodista.
En el mismo pronunciamiento, se señaló que las demoras y vulneraciones en el proceso penal han afectado los derechos de los familiares de Garzón, especialmente en lo relacionado con la integridad personal y el acceso a la verdad.
El 13 de agosto de 1999, dos sicarios en moto interceptaron el vehículo de Garzón y dispararon cinco veces, terminando con la vida de un hombre que con su humor mordaz había desafiado a élites políticas y militares de una Colombia que en ese momento se encontraba sumida entre el conflicto armado y una dura guerra entre cárteles de narcotraficantes.
El asesinato de Garzón no fue un hecho aislado ni producto de un acto de violencia fortuito. Por el contrario, fue el resultado de un complot cuidadosamente orquestado por fuerzas violentas que, sintiéndose amenazadas por las denuncias del humorista, decidieron silenciarlo para siempre.
La única condena en firme por este crimen es la de José Miguel Narváez, exsubdirector del extinto Departamento Administrativo de Seguridad (DAS). Narváez fue sentenciado en 2018 a 30 años de prisión como autor intelectual del asesinato de Garzón.
Según los testimonios presentados durante el juicio, Narváez habría convencido a Carlos Castaño, líder de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), de que Garzón era un aliado de la guerrilla, sugiriendo que su muerte era necesaria para la seguridad del país.
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